¿Y que sería de mi vida sin las siempre presentes tragedias arquitectónicas, agronómicas, químicas y biológicas a las que está asociado mi cultivo ? ¿No? Bueno, hoy fue arquitectónica, más bien, un problema con las simulaciones que hice en el computador (en Mathematica 5 que es de lo mejor para todo), en las que simule las fuerzas que recibiría el invernadero. Ahora bien, me falto una pequeña cosa. El invernadero tiene techo y de hecho un techo flexible de plástico. Total, hoy cuando salí después de almuerzo a ver mi culivo (menos mal se me ocurrió) eso estaba a punto de desbaratarse y asesinar a un vecino en el proceso. Resulta que el plástico obviamente impide el paso del viento y genera una fuerza pues represa al viento que tiene cierta velocidad (y la energía no se desaparece, ¿No?). Como el viento en mi terraza no es cualquier cosa (30-60 km/h) la fuerza es grande y para colmo, la manera como esta puesto y como llega el viento generan una serie de ventajas mecánicas que yo calculé, alcanzan a triplicar la fuerza ejercida sobre las uniones en la estructura. Y como si todo eso no fuera suficiente, cuando el viento es desacelerado este obviamente prefiere desviarse antes que parar, lo que ocasiona un empujón hacia abajo con una magnitud de fuerza similar (porque el plástico se devuelve a causa del vacio que deja el viento). En fin, todo esto resulta en una serie de toscos y fuertes movimientos en un sentido y en el otro, a manera de onda (y cualquiera que sepa de estructuras sabe que hay cosas malas y vibraciones) . Resulté finalmente retirando el plástico y jurando nunca más volver a poner algo de este estilo en mi terraza. Voy a optar por la opción más lógica y fácil (sugerencia de mi papá) que es utilizar un anjeo plástico negro, que bloquea el sol, divide la lluvia y deja pasar el viento (¿¿ yo porque no le haré caso a los demás, a ??) Plástico perdido -25000$ pesos colombianos.